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Crónica sobre negocios seguros

  • Writer: Rafael Frias
    Rafael Frias
  • Mar 2
  • 3 min read

Es una mañana fresca en la colonia del Valle. Salgo de una junta y camino hacia la tiendita de la esquina. Un pretexto para buscar una bocanada de aire y comprar unas pastillas de menta. Es un hábito que adquirí en la adolescencia: encontrar esa sensación de claridad con la luz brillante y la frescura del nuevo día.


Tengo programadas reuniones con varios directores de agencia. Es la segunda ronda con ellos. Siguen incrédulos. Me dicen que ya se ha intentado vender seguros a las pequeñas y medianas empresas, pero no ha funcionado. Empieza el año de 2013; y con él, un nuevo emprendimiento lleno de retos. Aún no lo sé, pero esta experiencia será clave en mi vida profesional.


Miro el letrero de la calle: “Amores”. La calle rinde homenaje al escritor mexicano Juan Ruiz de Alarcón, que tuvo gran influencia en el Siglo de Oro Español del siglo XVII. La colonia del Valle adoptó nombres de calles relacionados con la literatura, la poesía y las artes. En este caso, a los ‘amores de Alarcón’, tema recurrente en su obra, donde sus personajes suelen enfrentarse entre el amor verdadero y las expectativas sociales.


Acaba mi receso y regreso a las oficinas. Me siento con personas que tienen una gran trayectoria en el sector asegurador. Muchos fueron funcionarios de la compañía antes de convertirse en directores de agencia; otros son hijos o hijas de ellos. Tengo la gran fortuna de que son muy generosos conmigo. Me abren sus puertas, me aconsejan y, eventualmente, vamos a caminar juntos desarrollando un negocio que genera beneficios para la compañía, para los agentes y, sobre todo, para los empresarios y sus empleados.


Un par de décadas antes, estudié la preparatoria a unas calles de ahí, en el Centro Universitario México, que se extiende en una manzana entera. Una de las calles lleva por nombre Heriberto Frías, escritor mexicano que ganó reconocimiento durante el periodo postrevolucionario como periodista y cronista por su crítica mordaz al sistema del país. Fue durante esos años de preparatoria que desarrollé afición por la literatura y la filosofía, y desde entonces ha sido un complemento fundamental a mi carrera profesional.


Fue con los directores de agencia que pudimos influenciar a que más de cinco mil agentes de seguros se sumaran a la iniciativa de GNP de distribuir seguros para PyMEs, en los cuatro ramos (daños, salud, vida y autos). Más allá del éxito empresarial, la conexión profesional y personal fue memorable. Las oficinas de la colonia del Valle son solo una de las ubicaciones de las denominadas ‘Das’. Viajé por todo el país por casi tres años, conectando y haciendo negocio con más de cincuenta directores de estas promotoras, desde Mexicali hasta Mérida, pasando por Monterrey y Guadalajara.


Otro dato coincidente de la colonia del Valle, es que nací ahí y el domicilio de mis primeros años fue ahí mismo en Gabriel Mancera, justo al lado del glorioso Centro Universitario México. Mis recuerdos de esa parte de la ciudad están llenos de colores. Me tocaron los ejes viales y no las calles elegantes del porfiriato. Pero la arquitectura y la vibrante energía de la clase media mexicana siguen ahí.


Decía que en GNP cambió mi vida profesional, aprendí desde cero una nueva industria, en la que desarrollamos nuevos productos e innovamos en los procesos de riesgos, con esquemas de evaluación y suscripción adaptados al segmento. Me enamoré (profesionalmente) del seguro de Vida, particularmente de Persona Clave, aunque el seguro de Salud siempre estará cerca de mi corazón. Fue un periodo muy productivo y enriquecedor que ahora recuerdo con mucho cariño.


Vaya un abrazo a todos mis amigos de GNP.


Hong Kong, a 2 de marzo de 2025.

 
 
 

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